La pandemia de COVID-19 se inició a fines de diciembre del 2019 en la ciudad de Wuhan, China.
Independientemente de la raza, cultura o religión, todos hemos atravesado situaciones similares. Amigos o familiares infectados; o lo que es peor, fallecidos a consecuencia del virus.
Los números fríos al día de hoy en la Argentina – fuente la Nación 05/10/2020 – dice:
Infectados: 798.486
Recuperados: 636.672
Fallecidos únicamente por COVID-19: 21.018
Si sumo a todas las personas da 1.456.176 y me pregunto: ¿cuántos de ellos compraron un seguro de vida?
Se dice que en Argentina sólo el 4% de la población económicamente activa tiene un seguro de vida (58.247) si considero que todos trabajan; ¿y los restantes?
¿Qué pasó? ¿Nadie los visitó? ¿Pusieron objeciones? Los asesores, ¿no insistimos lo suficiente? ¿No se dieron cuenta? ¿Los recuperados van a seguir poniendo objeciones?
La realidad nos muestra que no es así. Muchos perdieron trabajos, ingresos, consumieron ahorros y otros dejaron deudas a sus familias.
La pandemia ha sido un fiel reflejo de lo que puede pasar en 6 ó 7 meses y si durara más, ¿estoy preparado?
La única vez que las personas compran un seguro de vida es cuando piensan que lo necesitan.
Cuando saben que lo necesitan, es el momento en que no pueden comprarlo.
Permitinos ayudarte.
Analia Amico